Wednesday, September 26, 2007

El que tenga ojos para leer, que lea...

Alguna vez sonreimos creyendo que la luminosidad del dia bastaba para vivir, y, que partiendo de esa verdad seriamos invulnerables, seres invencibles. Fue entonces cuando los "nuncas" empezaron a ser parte de nuestro vocabulario. Pero al transcurrir el tiempo, el dia y su luz se desvanecieron. Inhalamos esa extraña sustancia alucinogena de la noche, que nos saca de nuestros cuerpos y nos lleva a el propio centro de nuestra vulnerabilidad. Alguna vez muy primitivamente confiamos en la luz que diluye los tonos oscuros de las sombras, antes de que encontraramos un refugio en ellas.

Cada noche es una derrota en la que vislumbramos la posibilidad de despertar antes de perdernos dentro de nosotros mismos.

A traves de su silencio, pueden distinguirse claramente las caras opacas de los diminutos cristales del polvo con que nos cubre la noche, el mismo que respiramos y nos envenena sutilmente, hasta llevarse por unas horas nuestras vidas.

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